“No estamos caminando solos”, con esta certeza en nuestro corazón regresamos los jóvenes voluntarios identes de una excursión que realizamos el pasado 29 de octubre a Regina Rosarii, un santuario Mariano ubicado en la ciudad de Rizal, muy característico porque tiene una gigantesca estatua de Nuestra Señora del Rosario y en cuyo interior hay una Iglesia y una Capilla de Adoración a la Eucaristía.
Todos disfrutamos grandemente de la paz de la naturaleza pero más que una excursión fue una peregrinación sobre todo porque tuvimos la oportunidad -como dice nuestro querido Fundador, Fernando Rielo- de “hacer turismo en nuestra alma” y reconocer cuánto nos ama nuestro Padre Celeste a través de nuestra Madre María. Muy significativo es el hecho de que aquí en Filipinas le llamamos “Mama Mary”. Descubrimos que la presencia de María en nuestra vida es esencial. Es Ella quien camina con nosotros para conducirnos a Cristo. Es Ella quien nos acompaña en nuestro anhelo de santidad.
Al final de esta excursión una de las voluntarias comentó: “durante esta peregrinación comprendí que nuestra Madre nos cubre a todos con su maternidad divina todo el tiempo. Sentí la ternura de su amor y su esperanza en nosotros a pesar de haber ofendido varias veces a Cristo y a nuestro Padre Celestial. Fue muy especial porque entendí que Ella cuida de mis heridas que un día con la gracia de Dios desaparecerán”.
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